miércoles, 4 de octubre de 2017

Remembranza

Un hombre está asomado al balcón de su casa. Su sombra se proyecta en la calle. De pronto, una chica en bicicleta cruza la calzada. El sonido de su bocina...su pelo rubio...Durante un momento, el hombre cierra los ojos y puede verla de nuevo. Vuelve a tener 15 años. El pelo de ella brilla al sol y, al pasar por su lado montada en la bici, le sonríe por un instante. Nunca fue capaz de decirle a esa chica lo que sentía por ella y, sin embargo, no ha pasado un solo día de su vida en que no la recuerde.

Todos los días, la veía pasar por delante de su casa y ella siempre le miraba y le sonreía. Por la tarde, se reunían en el pueblo y salían en pandilla. Eran muchos ,porque se juntaban los chicos del pueblo y los de ciudad, como él, que pasaban allí el verano con sus familias. Se veían en el paseo y sus miradas se cruzaban.

¡Aquellos largos veranos del final de la infancia¡ ¡cuando parecía que ibas a tener todo el tiempo del mundo¡ Por eso nunca le decía nada, pensaba que siempre habría un mañana, otro día en el que él sería más valiente y mientras tanto se conformaba con saber que ella existía, con verla cada día.

Pero un verano ,ella no volvió. Escuchó decir que veraneaba con sus padres en un lugar de la costa. Nunca más supo más de ella, mas nunca pudo olvidarla.

Cuando abre los ojos, la chica de la bici está doblando la esquina. Ha sido un instante. Ha bastado un sonido y una imagen fugaz y las vivencias de años han desfilado por su mente. ¿Por qué hace el tiempo eso con nosotros? ¿Cómo es posible que podamos recordar con tanta nitidez las sensaciones de hace 35 años y no recordemos lo que hicimos hace 5 minutos?


Pero hoy, la reminiscencia ha sido tan fuerte, que una idea cruza por su mente. Ya no tiene 15 años y , ni mucho menos, todo el tiempo del mundo. Tampoco tiene nada que perder, así que determina que nunca es tarde para las segundas oportunidades. Decidido como nunca en su vida entra en la casa y se dirige al ordenador. Después de todo, existe Facebook.

Ana María Cumbrera Barroso.

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