martes, 12 de diciembre de 2017

¿navidad con ángel?

Erase una vez una tarde de paseo navideño. ¡si, si, de paseo navideño!. ¿y porque recalco lo de navideño?. Porque dificilmente podría ocurrir lo que voy a relataros en otra época del año ...

Hacía frio, mucho frio. Deambulaba por las calles del casco antiguo en busca de algún sitio dónde me ofrecieran una copa fría y un lugar caliente dónde refugiarme ... de tanto niño con globo, madre con bolsa plena de gasto superfluo ... perdón, de regalos ... y por fin encontré mi paraiso ...

Era una pequeña taberna, con una luz taciturna lo suficiente para no verle la cara a nadie y no tropezarse con el escalón de la entrada ... ni con ningún imbécil que se cruzara ...

Una vez pedida mi copa, miré el reloj. Eran casi las 10 de la noche, y el camarero estaba limpiando unos vasos con una paño.

Estaba con mi cabeza dando más vueltas de las deseables a mis problemas, cuando se sentó un hombre a mi lado.

¡Buenas noches! ¿puedo sentarme?

Miré a mi alrededor y noté que todas las mesas estaban vacias. No entendía porqué tenía que compartir mesa con un desconocido ... además, no quería ser mal educado, pero no me apetecía soportar una conversación más vacía para mi y llena de tópicos navideños ...

¿Cómo te encuentras? ¿Eres Julio, verdad?

Levante la mirada y lo observé. ¿Quién narices era y cómo sabía mi nombre?. En ese momento le íba a preguntar cuando ...

¡Tranquilo! No te voy a molestar, pero veo que estabas demasiado sólo y triste, y vengo a saber porqué.

Mire usted, si no le importa, me apetece estar sólo. Me voy a tomar una copa y me voy a casa a ..

¿Te espera alguíen Julio?, me preguntó poniéndome su mano sobre la mía, sin dejarme tiempo a terminar mi frase.

Le miré contrariado. No me apetecía que esta noche, esta maldita noche, nadie ni nada me fastidiara más. Quería pasarla tranquila.

Julio, debes intentar pasar página. Nadie tiene culpa de lo que te ha pasado ...

¿quién es usted?, le pregunté.

Alguién que sabe de ti más que tú mismo ...

¡Oiga, no le consiento ...!

Tranquilio, Julio. Sólo quería que te sintieras algo mejor. Te llevo observando desde hace varios días. No paras en casa, llevas varios días que tal cómo sales de tu trabajo, te llevas todo el día fuera de casa ...

Le miré con enfado, pero reconociéndole que tenía razón. Desde el accidente de coche que tuve y en la que perdí a mi familia no acertaba a reconducir mi vida ... o lo que me quedaba de ella ...

Vamos a salir a la calle ... termínate la copa ...

Hice lo que me dijo, y me dejé coger por el brazo. En ese momento, vi con extrañeza que era de día ...

Estabamos los dos delante de mi casa. Yo me disponía a coger mi coche, y escuché la voz de mi hija...

¡Papá, venga, arranca el coche! ¡mamá baja ya ...!

La vi como si no la conociera, perplejo. En eso escuché la voz de mi mujer ...

¡vamos julio! ¡Se nos hace tarde!

Arranqué el coche, y emprendimos el camino. Miraba por el retrovisor y no daba crédito a lo que veía ...

No sabia a ciencia cierta a dónde tenía que dirigirme. Mi mujer estaba ocupada peinando a mi hija y, en ese momento, se me cruzó aquel camión otra vez ...

Me hice con mi coche cómo pude, evité chocar con aquel muro y lo frené a tiempo antes de que nos embistiera de ... nuevo.

En ese momento, apoyé mi cabeza en el volante ... volví a notar una sensación fria en mi cabeza y...



¡oiga, oiga!. Era el camarero ...

¡que ya es hora de cerrar!

Me levanté para irme a casa, y apenas acertaba a cruzarme con gente que corría de un lado a otro, a recoger a familiares, amigos ...

Llegué a mi portal, y me sorprendí al ver luces encendidas en mi casa ... y más cuando miré a mi ventana ...

¡Papá, papá! Me gritaba mi hija cómo una loca para que subiera a casa que me estaban esperando ...

... parece que el destino te dá una segunda oportunidad ...


José Mª Vázquez Recio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario