viernes, 8 de diciembre de 2017

Navidad y ángel.

Cerrar los ojos para ver mejor.
Los vuelvo a abrir, la luz que entra por la ventana me atrapa, cálida, azul, seductora.
Pero vuelvo a cerrarlos.
Necesito cerrarlos, para poder ver bien.
Ahora sí. Aparece una figura clara y nítida, que viene hacia mí. Noto su olor, oigo sus pasos ágiles y seguros, su certeza al caminar.
Transita a mi alrededor con naturalidad, enfrascada en sus cosas, y yo la miro embelesada, siempre me dejaba absorta su capacidad infinita de trabajar sin parar un instante.
Daba igual qué cosa hiciera en ese momento, ella lo convertía en el centro del universo.
Me hipnotizaba.
Sus voz, sus manos.
Así era.
Ya entonces intuía la nostalgia que un día sentiría, ya empezaba a echarla de menos, a extrañarla.
Ya sabía entonces que sería mi ángel de vida, incluso cuando ya no estuviera a mi lado, incluso cuando su ausencia me llevara de la mano a tener que cerrar los ojos para poder verla nuevamente.
Ángel permanente con los brazos abiertos de par en par.
Ángel mágico...
Sólo tenía que cerrar los ojos para verte.


Maribel de la Fuente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario