miércoles, 13 de noviembre de 2019

La carta:



Querido papá.

Como veras estoy cumpliendo la promesa que te hice de escribirte periódicamente para contarte cómo me va. Como tú muy bien decías, estas cartas me servirán de diario para recordar todas las vivencias de mi experiencia Erasmus. Sí, ya se que han pasado dos meses desde mi llegada y que esta es la primera carta, pero como dice la abuela: nunca es tarde si la dicha es buena.

Empezando por el principio te diré que fueron un poco desmoralizadores. Parece mentira que en una ciudad tan bonita como esta yo alquilase en el barrio más feo. El piso también es un poco cutre y ,como dijo mamá al verlo, con más mierda que once jamones. Menos mal que mis compañeros de piso son geniales, aunque con ellos hay que tener una mente bastante abierta.

El primer día, mamá y yo llegamos cargadas como mulas. A ella, ya la conoces, le dio un ataque de los suyos e hizo limpieza general, ante la sorna de mis compañeros, que me decían por lo bajo, que todas las madres de Erasmus hacen lo mismo. La verdad es que una vez que ella se marchó la limpieza duró poco.

Estoy todo el día muy ocupada, entre las clases y las fiestas. Te alegrará saber que soy mucho más prudentes que mis compañeros y no acepto más de una quedada al día, pero considero que es fundamental conocer a personas de otros países y culturas. Viajar también me ocupa mucho tiempo, no puedo perder la oportunidad de conocer todo lo que pueda. Pero tranquilo, que también estudio.

Estoy madurando muchísimo. Soy menos escrupulosa que antes y ya lo de la hornilla sucia o el lavabo con pelos me da igual. La verdad es que aquí no tenemos tiempo para nada, menos mal que la semana que viene se incorpora una compañera y seguramente su madre nos hará limpieza. Esto me lleva a una interesante reflexión sobre la igualdad de géneros: vienen padres y madres, pero siempre limpian las madres, vuestra generación se ve que no ha conseguido la igualdad. Afortudamente la mía si, pues no limpiamos ni los chicos ni las chicas.

En el tema de las comidas también he madurado mucho. Sé que te preocupaba mucho que no sé cocinar, pues bien, sigo sin saber, pero ahora ya nunca protestaré por las comida de casa en las que pienso con nostalgia, aquí solo comemos lo que sale del microondas. Mis compañeros y yo os agradeceríamos en el alma un envío con chacinas envasada, sobre todo de jamón.

Bueno papá me despido ya. Os echo mucho de menos. Besos y abrazos para todos.

PD. Por poco se me olvida, ¿podrías mandarme dinero, por favor?

Ana Cumbrera Barroso




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