Preparando
el experimento de química observaba a mi madre que veía distraída
la televisión, pero de pronto su cara cambió y noté un gesto de
inquietud en ella, que inmediatamente trató de disimular.
Eso
me chocó.
Mientras,
preparaba la comida y me hablaba intentando aparentar una calma que
no sentía.
Yo
que estaba concentrada en mi trabajo de ciencias naturales, no pude
evitar la curiosidad. Y como en un juego, me levanté simulando
buscar algo para acercarme a ella y ver qué cosa le interesaba
tanto.
En
cuanto aparecí, apagó la televisión bruscamente y siguió con su
cantinela gastronómica.
Era
hábil y rápida, pero yo también heredé de ella esas virtudes y,
modestia aparte, creo que las mejoré.
Como
no quería alertarla, anduve con naturalidad y después de un “no
está aquí”, cogí una mandarina y volví a la mesa. El ordenador
estaba encendido, así que no me costó buscar el canal de televisión
y bajando el volumen .ver qué era aquello que tan atónita había
dejado a mi madre.
Entre
nosotras no había secretos, por eso mi extrañeza ante ese gesto
levísimo que noté y que no era habitual, de ocultarme algo.
¡Y
por eso mi cara de sorpresa cuando vi la imagen!.
Allí
estaba su primer amor, el chico del que se enamoró siendo una
adolescente, compañeros de clase en el instituto. Un muchacho
introvertido pero tenaz que aguardó pacientemente hasta conseguir
que salieran juntos.
Pero
la experiencia no resultó como ella soñó. Su obstinación, su
cerrazón le dieron ejemplo de lo difícil que sería la convivencia
futura a su lado, no tenía dudas. En una época de alegría y
disfrute, para él todo adquiría una dimensión de intensidad que
ella no compartía en absoluto.
Conocerlo
fue una experiencia dura, él lograba dar un carácter grave a todo
cuanto le rodeaba.
¿Qué
quedó de todo aquello?
Aprender
a decir no, con valentía.
Y
así llegado el momento de la ruptura, que no fue fácil, mi madre
salió victoriosa de esa empresa y continuo su camino, camino en el
que más tarde aparecí yo.
Con
el paso del tiempo él entró a formar parte de la vida pública y
todo el mundo hablaba de él.
Y
visto lo visto apenas había cambiado en este tiempo. Obsesionado con
una idea que llevaría a cabo costase lo que costase, contra viento y
marea.
Allí
estaba el que pudo haber sido mi padre.
Allí
estaba el que dejo a mi madre muda durante un segundo.
Proclamando;
….. Cataluña se convierte en un estado independiente en forma de
república.
Tristeza
y temor.
Después
suspiré de alivio por no compartir nada de aquel hombre.
Mi
madre desde la puerta, me miraba aún más infinitamente aliviada
por la decisión que un día tomó.
Maribel de la Fuente.
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