ESA MOLESTA
TELEPATÍA.
A mis
amigas y a las hijas de mis amigas. A todas las madres e hijas y al
mágico vínculo que las une.
El
día comenzó como tantos otros. Eva se levantó la primera y llamó
a Carolina para que se fuera preparando mientras ella hacía el
desayuno. El principal y casi único objetivo que Eva se planteaba
aquella mañana era no llorar. El principal y único objetivo que se
planteaba Carolina era que su madre no adivinase lo que realmente
sentía.
Camino
de Santa Justa, encendió la radio del coche. Empezó a sonar la
banda sonora de Mamma mía. Eva lo cambió ¡sólo faltaba
que sonara aquella canción que siempre la emocionaba! la que canta
Meryl Street mientras viste a su hija de novia ¡ya la hizo llorar
cuando su hija tenía 8 años y vieron la película por primera vez!
Y
ahora había llegado el momento, la temida despedida. Carol se apoya
en un poste y Eva no puede evitar leer sus pensamientos como si fuera
transparente. Se podría decir que ve el poste a través de ella de
traslucida que le resulta, pero intenta disimularlo. La conoce tan
bien, que sabe que esa habilidad suya de adivinar lo que piensa le
resulta molesta, y lo sabe, porque a ella también le pasaba con su
madre. Cuando se fue de casa había días que no se atrevía a
llamarla por teléfono porque sabía que, con solo escuchar su voz,
notaría que estaba disgustada por algo.
Carol
está enfadada consigo misma. Siempre había soñado con esos meses
en el extranjero ¿por qué ahora se siente tan insegura? Y lo que
mas coraje le da es que su madre le esté adivinando el pensamiento,
como siempre. ¡pero si cuando salía del colegio no le había dicho
ni hola y ya le estaba preguntando por lo que le había pasado!
Siempre se reían con una frase que decían en la película de
Manolito Gafotas: “a mi madre no la contrata la CIA porque la
CIA no la conoce”.
Después
de sonreír con estos recuerdos, Carolina mira por primera vez a los
ojos a su madre en todo el día y la ve esforzándose por distraerla,
por ahuyentar sus miedos, dejando a un lado los suyos. Y de pronto
piensa. “¿se me estará desarrollando a mí también la dichosa
telepatía pero en sentido inverso?” Lo cierto es que ahora ella
podía intuir como se sentía su madre y recordó un día, hace mucho
tiempo, en el que sintió algo parecido. Era su primer día de
colegio y cuando su maestra le preguntó por el motivo de su llanto,
ella le contestó que lloraba por que su madre se sentiría sola sin
ella. Entonces, y solo entonces, abrazó a Eva y rompió a llorar.
Ana
María Cumbrera Barroso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario